Ruta de las fuentes

Las fuentes de Berja, expresión genuina de su cultura, han sido embajadoras de excepción de este pueblo. Desde los poetas árabes hasta los viajeros románticos, llevaron el cantar de sus aguas al mundo entero como señas de identidad inequívocas de Berja.

Esto nos lleva a formularnos la siguiente reflexión: ¿Qué fue antes: el lugar o la fuente?. Esta pregunta que puede parecer una perogrullada, no la es, máxime si escarbando en los viejos escritos nos encontramos personas de ancianas canas y de aún más sabiduría intentando dar respuesta a este misterio. Ya la propia Biblia habla del nacimiento del hombre en términos de barro, esa mezcla divina de agua y tierra.

Un gran investigador, D. Manuel Gómez Moreno, en ya lejana fecha de 1.951 se preguntaba por qué en Berja la distribución de sus barrios y lugares era tan anárquica, tan dispersa. La respuesta nos la dio él mismo, al llamarnos la atención de la proverbial coincidencia de una fuente y un barrio. Es decir allí donde había agua y la tierra era propicia, el hombre tomaba asiento.

Paso el tiempo, y ese hombre consiguió domesticar las aguas, y cada vez fue menos necesario estar obligado a residir en el lugar donde las mismas brotaban. Medios sofisticados (acequias, canales y todo un sin fin de alardes de ingeniería) hicieron posible llevar el agua al sitio deseado. Hoy, las fuentes se nos presentan como algo cotidiano enraizado en el pueblo, aunque siguen causando admiración al viajero al igual que antaño. Ello nos ha permitido diseñar una ruta de las fuentes más emblemáticas de Berja, con el fin de que sirva de guía y de orientación a quien desee beber de ellas o simplemente admirarlas.